sábado, octubre 27, 2007

Reflexiones en medio de la coyuntura

Una historia bien contada tiene harto de acción, pero también intensas pausas. Esos libros que me he devorado tienen una estructura de ritmo brillante que produce una vinculación con los personajes a tal nivel que a veces paso semanas extrañándolos cuando la lectura ya ha terminado.

Contar la propia existencia es un desafío, pero aun más alucinante es vivir sintiendo que eres parte de una novela que alguien cuenta los minutos para retomar. Así, en aquellas ocasiones en que no se siente más que un profundo silencio, es mi responsabilidad pensar en la acción que comience a dar curso a nuevos hechos.

Así, creyéndome una narradora que sabe lo que ocurrirá, siento una extraña seguridad para dar mis pasos. Y así, me fuerzo continuamente a producir quiebres que me lleven a llevar una existencia dinámica.

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