cuando comencé a ver las cosas con claridad distinguí rápidamente el horizonte. si, ya sabía hacia donde dirigir mis pasos.
cada tramo recorrido reportaba felicidad a raudales. el descubrir lo que se quiere hace que nuestra coraza se flexibilice un breve lapso de tiempo.
luego,
mis pies se vuelven más pesados, la columna rechina y advierto que mis ojos distraídos apuntan a cualquier parte.
mi cuerpo habla,
recuerda con mayor precisión que mi mente episodios que hoy lo limitan. se expresa en dolores y estremecimientos, sudoración y aceleración de pulsaciones.
la mente se resiste,
la lógica y la propia identidad luchan. para dominar los pasos,
para abrir las manos,
sonreir al sol,
y confundirme en la multitud de rostros alegres que lo han logrado primero.
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